30 de enero de 2021

 Y sola ya la noche. 

Y sola la sangre. 

Y sola la mirada. 

Y solo el silencio. 

Y sola la frente. 

Y sola la ilusión. 

Y sola, hasta la voz cansada y hueca del capataz, que después de pasear en triunfo una y otra vez a la Madre de Dios por las calles de Sevilla, se encuentra inesperadamente apagada y sola ante su bendita Soledad.