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C orazón sin vida te dejaron;
R igor de muerte en tu lecho.
I njurias contra ti lanzaron.
S angre derramó tu pecho.
T ernura, dolor y quebranto.
O jos de amor, de paz y llanto.
Y ace inerte tu cuerpo marmórero;
A liento contenido en tu pecho herido;
C ientos de espinas mutilan tu frente
E n losa fría descansas Yacente.
N ácar en tus ojos, dolor latente.
T inieblas a la hora de tu muerte.
E n losa fría descansas Yacente.
Así es, mi Señor Yacente. Hoy muerto y sepultado, pero al tercer día gloriosamente Resucitado.
📸 Rocío Carmona Vargas