15 de mayo de 2020

LA VIRGEN DE LA SOLEDAD BAJA DE SU ALTAR ATAVIADA PARA LA PASCUA Y PENTECOSTÉS

El día 8 de Marzo finalizaba el Solemne besamanos a Nuestra Señora de la Soledad y era entronizada en el altar efímero levantado por la priostía en el presbiterío de la parroquia para comenzar su anual y solemne Septenario, todos teníamos nuestra mente en la próxima Semana Santa, eran día de reencuentros, nervios y anhelos que llevábamos un año entero esperando.
Conforme iban pasando los días e iba avanzando los días de Septenario, el rumor y las noticias cada vez eran más certeras, y nuestros temores empezaban a vislumbrarse en el horizonte, hasta que el viernes de septenario, 13 de Marzo, se decidió suspender el Septenario. El Sábado 14 de Marzo se decretaba el Estado de Alarma, lo que hizo imposible reunir al personal suficiente para el desmontaje del aparato de cultos.
Se quedaba de esta forma Nuestra Señora presidiendo la parroquia desde su altar, como vigía y protectora del pueblo durante los días más duros de la pandemia, cuando el miedo, la confusión y la desesperanza se hacían dueñas de nuestras vidas.
Día tras día, Ella con su sombra nos ha protegido, desde la altura, bajo su manto a todos sus hijos algabeños. Queriendo que fuera su rostro el que todas las tardes esperábamos ver en la celebración de la Santa Eucaristía.
Ayer tras más de dos meses, una vez que las circunstancias fueron más idóneas y bajo estrictas medidas de seguridad y con el permiso de las autoridades, se procedió a bajar a nuestra venerada Titular de su altar, para que esta tarde, cuando la parroquia vuelva abrir sus puertas, vuelva estar cerca del pueblo que tanto la quiere y la venera. Nuestra bendita Madre volvió a posarse en el joyero que día tras día la cobija entre las oraciones de los allí presentes y en ese preciso instante y a pesar de la desapacible mañana, el sol brilló más nunca, entrando su haz por las ventanas y vidrieras de la parroquia.
Una vez recogido y desmontado todo, se procedió a cambiar de vestimenta a la Santísima Virgen, de acuerdo al tiempo litúrgico en el que nos encontramos.